Por Jorge Esteban López García
Primero es un camino, luego es una vereda que finaliza en un río; el famoso Río Zahuapan. El tramo está lleno de hoja verde, que indica una extensa sequía.
Por allí transitan decenas de jóvenes del Cobat, la llamada "federal" y la conocida "técnica", además de otras instituciones de educación escolar, con la intención de ahuyentar los fantasmas de su aburrición y adolescencia. También se acercan los vecinos de Tlaxco y turistas de otras partes del país. Es uno de tantos lugares donde el pueblo convive con la naturaleza.
El chapoteadoro es el lugar donde se asientan para organizar estas fiestas. Hay una pequeña cascada, que cae en un estanque donde el agua se aprecia sucia; está adornado por una pequeña planicie, rodeada de sabinos, encinos, nopales, magueyes, etc.
Hace años este lugar se ha convertido en sede para hacer "días de campo". Ya sea por la cercanía o por el paisaje, pero es un conocido punto de reunión.
Esto ha provocado la constante vigilancia de los dueños, causando la molestia de un sector de la población. Ésta asegura que los Caballero se han adueñado de esta zona, que no dejan entrar a los hermosos bosques de Rancho Nuevo. Obviamente son los dueños de muchas áreas de ese verde bosque y por tal motivo lo cuidan. Pero no solamente ellos, hay más propietarios en este lugar y también se han encargado de evitar que se dañe con las visitas.
Gracias a este cuidado, a este supuesto egoísmo, esta área se conserva de alguna forma limpia y podemos recostarnos en su pasto, o descansar en sus piedras, o dejar de escuchar el molesto volumen del perifoneo, e incluso oler el aire puro.
Gracias al cuidado que tienen de este bosque no ha sido consumido por la ambición del humano y tampoco de los fenómenos naturales.
A pesar de eso, en un recorrido por esta zona, se observan restos de basura y se aprecia el descuido de los visitantes. De inmediato se nota la presencia del hombre.
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