03 agosto 2009

Ya no se puede creer

Desde hace tiempo se hace notar nuestro escepticismo hacia nuestros gobiernos, desde hace tiempo nos están haciendo nadar en sangre, nos engañan con decisiones autoritarias que evitan el progreso, que soslayan la inyección de dinero en educación, ciencia, cultura y economía, miembros vitales de un país que piensa en progreso, miembros casi amputados del nuestro.
Nos están revolcando en casquillos, las balas pasan por nuestros oídos y les ponen cámaras y micrófonos para que hagan más ruido. El suelo está mojado y las gotas se entierran desde los pies hasta el alma y nunca son de agua, ya son de plomo, ya son de un fuego provocado por ambiciosos y retrasados. Las gotas duelen, ya no mojan las tierras y los árboles, ya no llenan de letras las hojas, menos de pequeños ruidos nuestra imaginación.
La sangre corre desesperada por los ríos y ya no son lagunas de agua sino rojas y de muerte, de mentiras, de políticas que ufanan falsas esperanzas de vida, de bienestar. Ya la vemos en todas partes, no en el templo de nuestros antepasados, no para alimentar a los dioses; ahora es para justificar una guerra, para programar nuestros cerebros en las computadoras de un sistema que nos invadirá, será para ponerle color y código a lo que ellos llaman “nuestra libertad”.
Allá están esos cuerpos, son miles, entre ellos se mueren, se comen. Amontonados, ni siquiera han evitado la causa de su muerte, no valieron para eso, sirvieron para que tu, él, todos nosotros escuchemos discursos de héroes, de penas de muerte, de guerras, de reclutamientos, de cateos e intervenciones a nuestra privacidad, de enfermedades, de leyes, de religiones, de presidentes y nunca de soluciones.
Seguramente están matando a uno por allá, mientras nuestro líder ordena a soldados que se suiciden en nombre de un país que tiene hambre, que quiere trabajo, que nunca pidió frijoles de plomo, que nunca pidió vasos con sangre. En este momento están ahorcando a alguien mientras, en los pinos, instalan monitores y bocinas para que no defiendas tu pensar.

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