De Revista MX
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Enrique Peña Nieto entrará a los libros de historia como el
hombre que recuperó para el PRI el máximo poder en México. A sus 46
años, este hombre nacido en Atlacomulco, estado de México, se convertirá
en presidente de la República luego de una campaña intensa y
atropellada en la que, sin embargo, nunca perdió la ventaja con que
arrancó.
No ha sido fácil el arribo al poder y llega con diversos
cuestionamien- tos: desde el papel que, cientos de millones de pesos
mediante, Televisa jugó en la construcción mediática de su imagen y su
encumbramiento, hasta el intenso rechazo que él y el PRI generan en un
sector amplio de mexicanos, cuya expresión más reciente es la
conformación del #YoSoy132, movimiento de jóvenes que sacudió su hasta
entonces cómoda campaña electoral.
Peña Nieto tomará el poder el 1 de diciembre si los
resultados se confirman y llevará consigo sombras y lastres difíciles de
obviar: la corrupción y desprestigio de los gobernadores de su partido
–Arturo Montiel, Tomás Yarrington, Humberto Moreira, Mario Marín, entre
ellos–; la cercanía e influencia de Carlos Salinas de Gortari, su
dependencia de las televisoras y su falta de habilidad política para
gobernar fuera de escenarios tersos y controlados.
Las siguientes líneas tratan de explicar y documentar por qué
y cómo es que Peña Nieto ganó la Presidencia de la República, cómo es
que su partido recupera el poder, aunque quizá, como él mismo dijo ya al
final de la campaña, “el PRI nunca se fue”.
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