26 febrero 2016

Ambrosio Rodríguez Escamilla, “Don Bocho”

Por Ricardo Fernández De Lara Sánchez


Este hombre ilustre, llegó a este planeta el día 7 de diciembre del 1923. Sus padres de escasos recursos, fueron Don Fermín Rodríguez Hernández y Doña Florentina Escamilla. Como consecuencia de esta situación, llegó a cursar hasta el tercer año de primaria en la Escuela “Carlos González”. Otro dato referente a su familia, es que su abuelita, Doña Beatriz M. Hernández, fue hermana del General Gabriel M. Hernández, originario de Tlaxco y caudillo de la Revolución Mexicana.
Durante su niñez trabajó como jornalero, percibiendo una paga de 10 centavos diarios y más adelante, le ayudaba a su mamá, atendiendo un mesón pequeño que pusieron a funcionar en la Calle Gabriel M. Hernández (frente a la casa de “Pillo” Márquez Q. E. P. D.)
Más adelante, el Presidente Municipal de esa época, Don Vicente Escalante (único en repetir el cargo dos veces), lo nombró encargado del Rastro Municipal, que se encontraba en la parte posterior del Palacio Municipal, donde antes estuvo la Partida Militar, la cárcel municipal y actualmente las oficinas municipales de Obras Públicas. Durante la gestión de este presidente, se construyó el nuevo rastro en la Calle Emiliano Zapata y a Don Bocho le tocó estrenarlo.
El día 15 de septiembre de 1942, de común acuerdo con su tío, Rodrigo Díaz Hernández (sobrino del sacerdote Salvador Díaz Conti), al terminar la ceremonia del Grito, partieron para la Ciudad de México, D. F., en busca de trabajo. Se fueron caminando hasta la comunidad de La Cueva y de allí partieron, caminando sobre las vías, a la estación de Muñoz, donde a las 4 de la mañana del siguiente día abordaron el tren con destino a la Ciudad de México, D. F.
Ya estando en México, al pasar por una de las céntricas calles, se toparon con la novedad de que había una larga fila de personas, movido por la curiosidad, Don Ambrosio preguntó a uno de los formados a qué obedecía esa situación y le dijeron que esa gente estaba haciendo sus trámites para irse a trabajar a los Estados Unidos. Preguntó sobre los requisitos y posteriormente se presentó con sus documentos solicitados y logró que lo enlistaran en el grupo de braceros. Fue así como a los pocos días, en la Estación del Tren de Buenavista, 1600 braceros abordaron el tren con destino a la frontera, donde trasbordarían otro tren con destino al país del norte. Durante el trayecto, abandonaron esta aventura, porque se llenaban de temor al escuchar a la gente que en algunas estaciones les gritaba: “Bájense, no sean tontos, se los van a llevar a la guerra.” Pero él no hizo caso de esas advertencias y llegó al país vecino. Se puede decir que fue el primer bracero de esta región.
También fue encargado del Servicio de Agua Potable, durante el gobierno del Ingeniero Abel Mejorada Mota y parte de la administración del Ingeniero Humberto Rodríguez Sosa.
Igualmente fue presidente de la Junta Patriótica durante los gobiernos de Cirilo Sánchez Piedras y Edilberto Sánchez Rodríguez, organizando los desfiles, las fiestas cívicas, la música, los castillos, etc.
Fue socio fundador del Club de Leones en esta población, también durante el mandato del Ing. Abel Mejorada.
Junto con el profesor Serafín Flores Meneses, en ese tiempo director de la Escuela “Carlos González”, gestionó la construcción de las dos primeras aulas de la Escuela Primaria “Álvaro Obregón”, ubicada en la Ampliación Postal de esta ciudad. Labor que le fue reconocida mediante un homenaje que le ofreció la misma escuela, en el año 2003, cuando estaba como director el Prof. José de Jesús Fernández De Lara.          
Durante el mandato del C. Rafael Mejorada Arroyo, y a petición del mismo, Don Ambrosio prestó sus servicios en el traslado de alumnos a la Escuela Técnica Agropecuaria y para ello compró una camioneta de 3 toneladas, adaptándola lo mejor posible para realizar este trabajo.
(En otro orden de ideas, recordaremos que los primeros taxis que existieron en esta ciudad, fueron unas carretas que se estacionaban en el lugar que hoy ocupa el Kínder José María Morelos.)
Al paso del tiempo, Don Bocho les compró a los señores Sosa un coche, el cual se los pagó en abonos y lo dedicó al servicio de alquiler. Se estacionaba en el parque, a la sombra de uno de los enormes árboles llamados llorones, junto con otro taxista, Don Rodrigo Sánchez. En ese tiempo no se requería permisos para prestar este servicio. Ya con el tiempo se fueron agregando otros taxistas: Jesús Aragón Sánchez (también Presidente Municipal 1965-1967), Manuel Vázquez Ortega, Jesús Hernández Morales, Desiderio López Arroyo (Presidente Municipal en 1958), Josafat Mota García, Trinidad Hernández, etc.
En otra ocasión, los ciudadanos Erasmo López Arroyo y Arsenio Aragón González, invitaron a Ambrosio para que apoyara a la Cruz Roja, la cual daba sus primero pasos con unas instalaciones muy deficientes. Aceptó, y junto con el socorrista Ignacio Islas Rodríguez (actualmente dirige Briasa), realizaron una labor ingente, logrando obtener gran parte del apoyo para la construcción de su propio edificio por el Lic. Carlos Salinas de Gortari. Dentro de los trabajos también solicitaron ayuda al General encargado de la Zona Militar de Mazaquiahuac, quien ordenó que 25 elementos del ejército se desplazaran a esta ciudad para auxiliar en diferentes tareas de esta institución.
Tenía un amigo, Féliz N. “El Gato”, quien vivía en Tijuana B. C., y valiéndose de él se presentó a la Cruz Roja de esa ciudad, logrando que le vendieran en 5000 dólares 2 ambulancias equipadas. El dinero lo aportó el amigo y después Don Ambrosio le fue abonando hasta saldar la cuenta.
Considero que en estos párrafos figuran las actividades preponderantes que tuvo él en ese período de su vida, y como podemos ver, contribuyó con sus obras en el desarrollo de nuestro querido Tlaxco, siempre con la sencillez que lo caracteriza.
Tengo la inquietud que a estas personas que han puesto una pieza del rompecabezas, que forma la Historia de Tlaxco, debemos reconocer su labor desinteresada, y cuando sea posible, sería bueno decirles ¡Gracias!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por conocer parte de la historia de este gran hombre en hora buena, y donde quiera que este su trabajo queda para beneficio de muchos tlaxquense.

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