30 septiembre 2007

LA POLÍTICA DE LA NO POLÍTICA.

Por Diego Rosete Sosa.

Finalmente se ha definido, después de tantas disputas, el rumbo del Partido Acción Nacional, con la inconformidad natural de unos, los partidarios de Manuel Salinas, y la presumida satisfacción de otros, el grupo de Sergio Hernández. Se podría pensar que dicha definición concluye con una lucha que se convirtió en una guerra de descalificaciones entre uno y otro bandos, y que de alguna manera la ciudadanía ya empezaba a manifestar su fastidio por esta circunstancia casi circense. Sin embargo, en política, es decir, en la política que se ha manejado durante las precampañas aquí en Tlaxco, las definiciones siguen sorprendiendo por su abominable variedad. Se consideró un aspirante más a la candidatura del PAN, el actual representante de Convergencia, Germán González, el cuál obtuvo luz verde desde la dirigencia municipal y estatal, e incluso formó parte de la capacitación que otorga ese instituto político para el manejo de sus campañas. Esta situación parecía no incomodar a nadie, dado que el ojo ciudadano estaba concentrado en el PAN. Pues bien. Al otorgarse el registro a Sergio Hernández y, por ende, negársele a Manuel Salinas, las reacciones no se hicieron esperar: se hicieron las impugnaciones de rigor (¿impugnaciones en un proceso interno?), fallidas en tanto intereses grupales y personales de los miembros del PAN, sin que la vena salinista pudiera conseguir recuperarse. Por el contrario, parece que esto le hizo reaccionar de manera exaltada y comenzó a buscar abrigo dentro de los partidos pequeños, a saber: Convergencia, PT, Alianza Ciudadana. La Dirigencia estatal del Convergencia, de un momento a otro, intentó persuadir a Germán González de la inclusión de Manuel Salinas en el proceso interno de dicho partido, implicando una seria deslealtad a sus propias convicciones. El motivo: el ofrecimiento de unas jugosa cantidad para “gastos de campaña”.

Esta actitud, lejos de sugerir una propuesta organizada, implica un acto de desesperación y ambición de poder bastante evidentes. Dejamos a la ciudadanía la última palabra para definir esta serie de acciones. Lo que en este artículo importa resaltar es hasta qué punto es posible la confiabilidad de los representantes de los partidos y la vocación de sus candidatos. Es lamentable que un candidato o un partido puedan abandonar su dignidad asechando a toda costa y por cualquier precio el poder. No se trata solamente de “estrategias políticas”, se trata de una verdadera prostitución de la política. La política de la no política, es decir, la falta de respeto a las instituciones, a las normas y a la sociedad en general.

Es necesario reflexionar los acontecimientos que se generan para, de alguna forma, aplicar correctamente nuestro voto en las próximas elecciones. Habría que olvidarse del poder económico de algunos candidatos y centrarse en su forma de actuar, de pensar, de vivir y, sobre todo, en sus propuestas de campaña, las cuales están siendo la punta de lanza de la estructura de gobierno municipal durante los próximos tres años.

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