Sentada en la puerta de su humilde casa de madera y
hojas secas de palmera motacú, Bose Yacu entonaba con voz grave y firme
las canciones que le enseñó su padre Papa Yacu hace más de cuatro
décadas a las orillas del Río Negro, en la Amazonía boliviana.
"Ésta la cantaba mi padre cuando veía huellas de
chancho tropero y se iba a cazarlo"; "ésta otra cuando íbamos a recoger
almendras" y "ésta cuando íbamos a visitar a alguien para que supiera
que íbamos en son de paz", relataba Bose entre canción y canción.
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