A petición de nuestros lectores, les compartimos la recopilación completa de las frases que la mayoría de las mamás usan para educar a sus hijos. Algunas son graciosas, otras un tanto atemorizantes, pero definitivamente todas son dignas de recordarse.
¡Ahorita es ahorita!
¿Así vas a salir vestida?
¿Escuchaste que te pregunté? No verdad, entonces cállate.
¿Estás aburrido? Pues ponte a barrer o a lavar los trastes.
¿Hablé o rechinó la puerta?
¿Me estás avisando o me estás pidiendo permiso?
¿Por qué me hablas así? ¡Ni que fueras mi comadre!
¿Qué dijiste? «Esta ya se la creyó»
¿Qué vas a hacer cuando me muera?
¿Qué tus amigos no tienen casa o qué?
¿Y a quén le pediste permiso?
¿Y si lo encuentro qué te hago?
A mí no me engañas, ¿a poco crees que nací ayer?
A mí no me levantes la mano, porque se te va a secar.
Acábate eso o te lo voy a poner de lavativa.
Acuérdate de todo lo que me haces, porque lo vas a pagar con tus hijos.
Ah, ¿quieren dormir calientitos? (con la chancla en la mano para pegarte)
Ahí debe estar, no le pueden salir alas a las cosas.
Ahora que venga tu padre vas a ver.
Ahora resulta que tus amigos saben más que yo.
Ahórrate tus lágrimas para cuando me muera.
Al fin que no lloras sangre.
Aquí hay de dos sopas: fideos o jodeos, ¿de cuál quieres?
Aquí no es restaurante.
Así tengas 80 años me obedeces.
Búscale ruido al chicharrón y verás que hasta carnitas lleva.
Cállate y contéstame.
Cómetelo todo, que muchos niños quisieran el plato que tú tienes.
Cuando lleguemos a la casa, tú y yo nos vamos a comer un pollito.
Cuando te pegue ni preguntes por qué fue.
Cuando tengas hijo me entenderás.
Cuando trabajes y te mantengas, entonces haces lo que quieras.
Cuando tú vas, yo ya fui y vine.
Deja que se vayan las visitas y ahorita nos arreglamos.
El día que yo no esté se van a llenar de gusanos.
El que no me ayude no come.
Está lloviendo, ¡la ropa!
Esto me duele más a mí que a ti.
Guarda esas lágrimas para cuando yo me muera.
Las cosas no te van a decir «aquí estoy»
Los Reyes Magos lo ven todo, así que pórtate bien.
Me vas a sacar canas verdes.
Mientras vivas en mi casa harás lo que yo diga.
Nada más acuérdate que yo no pregunto, a mí me cuentan.
Nada más donde te enfermes… a ver quién te cuida, porque yo no.
No se dice «qué», se dice «mande»
No sé que es lo que estoy pagando con ustedes, ¡Dios mío!
No sé, pídele permiso a tu papá.
Otra de esas y te volteo los ojos al cerebro.
Parece que pasó un huracán por tu cuarto.
Parece que te pagan por portarte mal.
Pásame la esa que está encima del ese.
Pero un día me lo vas a agradecer.
Porque lo digo yo que soy tu madre, y te callas.
Presiento que te voy a dar un chingadazo.
Primero aprende a lavar tus calzones y luego piensas en novio.
Qué estoy pintada o qué.
Si me paro no va a ser de a gratis.
Si te caes te levanto de una nalgada.
Si te haces un tatuaje, ¡te lo saco con una lija!
Si te ven en esas fachas qué van a decir de mí.
Si tu amigo salta a un pozo, ¿tú también?
Te cuento hasta tres…
Te encanta lucirte cuando hay visitas.
Te estás acercando al callejón de los fregadazos.
Te traje a este mundo y te puedo sacar de él.
Te voy a dar motivos para que llores.
Tómate el jugo antes de que se le vayan las vitaminas.
Y nada más donde no me devuelvas mi tóper.
Yo sí confío en ti, pero no confío en la gente.
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