Por Don Ricardo Fernández de Lara
DON FLAVIO ZAMORA ZAMORA
Un día don Flavio salió muy temprano de cacería. Al pasar por los campos divisó una magueyera y se le antojó el aguamiel. Entonces ni tardo ni perezoso buscó un maguey muy frondoso, le quitó la piedra y que se agacha introduciendo la cabeza en el agujero. Le dio algunos tragos al aguamiel y cuando quiso sacar la cabeza, triste decepción, la tenía atorada y no la pudo sacar. Empezó a tironearse y con tanta fuerza que lo hizo que arrancó el maguey de cuajo.
Pues así se fue con el maguey atorado hasta su casa donde sus hijos rompieron el maguey y ya don Flavio pudo librarse de esta situación.
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