18 diciembre 2007

Doña Cuca

Doña Cuca, qué tiene usted en los ojos. Mire no más cómo anda, casi mirando por donde camina. Pero hay muchos que presumen de usted, afirmando que ve mejor que cualquier joven del pueblo. Yo no sé, ni ganas de preguntarle tengo.
Pero es posible sea cierto, tantas piedras con las que ha construido su casita, una por una puestas detenidamente para no errarle. Todas parecen de río, son de río, pos allí queda cerca. Cuántos secretos guardará usted allí.
Cada roca redonda debe ser un tiempo de vida, tal vez una lágrima con tristeza o con felicidad, un desencanto o un triunfo.
Debe ser un laberinto, en el que confluyen los años y miles de habitantes parecidos a los de la caverna de Platón: Aquellos que nunca han visto la luz. Pero usted vive y sólo entra para alimentarlos, ¿o no? Eso significa que ellos también viven en la estepa de esas esféricas rocas que una a una son puestas para sobrevivir una vida tan pinche jodida como es la de México, pero siempre feliz.

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