23 octubre 2009

Circos Mexicanos

Por Jorge E. López García
Con un toque de coraje

Ahora que han instalado muchos circos en el Estado de Tlaxcala, se han puesto de moda y todos quieren hacer circo. Pero no sólo es en Tlaxcala, es a nivel nacional.
Creo que México no sabe si reír o llorar. Lo cierto es que las carpas se han llenado de puros payasos.
Hace unos días hubo un zafarrancho en el Congreso local. Donde, con violencia y prepotencia, entró uno de los Ortiz Ortiz a exigir la validación del cambio a la Ley Orgánica de la UAT. Uno de sus guardaespaldas golpeó a un diputado, después huyeron. También después, de manera cobarde, su hermano Héctor sólo "mostró" su desprecio y coraje, pero lo dejó en el puesto de director del Hospital Infantil. A parte, los diputados panistas, priístas, perredistas, etc., por mucho que (dicen) hicieron no hacen nada. Son columpios que van para acá y para allá, pero siempre los tienen que empujar.
Cómo es posible que haya complicidad, cómo es posible que no haya masa encefálica en esos cerebros; menos conciencia. Es una pena que Tlaxcala esté así, representada por una bola de cínicos y vividores, de bestias que se ríen de nosotros.
Ojalá nuestro representante en el congreso, Delfino Suárez, nos informe qué hizo o qué no hizo. Nos diga cuánto valió su voto o su abstención. Nos diga cuánto vale su silencio, su estancia en ese edificio.
¿Es miedo? ¿Es interés, ambición? Qué les pasa a esos políticos fanfarrones que sólo en campaña surgen, por qué no hacen algo. No se dan cuenta de que los Ortiz están acabando con el pueblo tlaxcalteca, se lo comen como taco. ¿O es que también reciben del pastel? Y nosotros, los tlaxcaltecas, estamos bien, comiendo moscas.
Todo esto tiene una causa: Felipe Calderón y el Circo Mayor. San Lázaro es la carpa de 500 pistas, cada una tiene su show.
Por lo mismo y como reflejo de malos gobiernos, la gente se manifiesta no porque le guste, lo hace porque de alguna manera tiene que reventar ante lo que vive.
Los errores que estamos pagando nos dejan en la quiebra. Ya ni pedirle a Dios que nos salve, pues al parecer convino con estos políticos, hasta Bush dice que hace guerras por mandato divino.
Planteado así, creo que ni hacer buena política se puede hacer. Un análisis objetivo ya es imposible, ¿qué política se puede proponer y estudiar con estos en el poder? Solo queda ofenderlos y hablar como Gaspar Serrano: "Luego por ahí escriben críticas muy malas, hay otras constructivas, pero son sin conocimiento de causa." Es decir, puro bla bla bla.

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