A temprana hora, Manuel Salinas regresó a reabrir las puertas del Palacio Municipal y a regañar a todos los empleados responsables de este levantamiento.
Con una voz llena de coraje y torpeza, Sosa Salinas pudo convencer a los trabajadores de que se les iba a pagar su sueldo, prometiéndoles pagar hoy.
A los responsables del cierre de las instalaciones, les dijo que todos son culpables de las cuentas municipales, de las deudas, de las obras sin terminar. Que si había alguno que no fuera responsable que mostrara las pruebas. O sea, "El que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra."
Aceptando entonces su culpa, Manuel Salinas hace responsable también a los presidentes auxiliares y funcionarios que toman decisiones en el ayuntamiento. Eso orilló a que retiraran su manifestación y callar ansu boca, para no volver a culpar al edil y su familia.
Fue así que, la familia Sosa Salinas, acabó de amarrar responsabilidades y culpas, de callar bocas y de no irse solos al juicio del tiempo. También, fue así que abrieron la reja del Palacio Municipal.
Con este movimiento raro, como todos los que se han hecho, los presidentes auxiliares y regidores, no podrán echarle la culpa a Manuel y éste, si es acusado de algo, se llevará a todos entre las patas (ya se los llevó).
A capricho del edil y con pocas escuelas, se realizó el desfile de la Revolución Mexicana y el homenaje tradicional. Por cierto, la bandera necesita una lavada y planchada.
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